Zapala: El precio para ser candidato

La traición (política) decía Maquiavelo es el único acto de los hombres que no se justifica. Y agregaba: “los celos, la avidez, la crueldad, la envidia, el despotismo son explicables y hasta pueden ser perdonados, según las circunstancias; los traidores, en cambio, son los únicos seres que merecen siempre las torturas del infierno político, sin nada que pueda excusarlos”.

La arena política neuquina y en especial la zapalina, no ha sido ajena a esta máxima del célebre italiano.

En este sentido, el que primereó en pos de su candidatura a gobernador fue Ramón Solano Rioseco que literalmente se sacó de encima a quien fuera (desde 2009) su alfil político y máximo referente de su partido en esta localidad, Pablo Tomasini.

El ex piquetero renovó su fé kirchnerista y a dos semanas de haberle levantado la mano como el candidato de su fuerza, Ramón le bajo el pulgar a Pablo, dejándolo sin partido, sin sello y sin apoyo.

Del otro lado del ring side, celebró, quien hasta el momento cerro el mejor negocio político, pues logro ungir como candidato exclusivo de Unidad Ciudadana-Frente Neuquino a su mano derecha Gastón Calabró en Zapala y se llevó el primer lugar de la lista de diputados. Hablamos de Soledad Martínez, quien se llevó semejante premio con el último antecedente de octubre 2017 donde en su ciudad cosechó escasos 4050 votos en su candidatura de diputada nacional.

No obstante resulto imposible para todos los operadores kirchneristas que Tomasini abandonara su candidatura a intendente.

La migración del sector de Tomasini al sector de su ex compañera de gabinete en épocas de Don Raúl, fue constante.

“Aunque las puertas están abiertas tenemos pocos lugares”, dijo alguien del sector de Martínez y enojo al PJ (colectora) que aun no tiene lugares expectantes y durante el fin de semana analizaban si se quedan o se van con los primos. 

Atento a esto, y pensando en una oportunidad, Pechi Quiroga pateo el tablero de Cambiemos en esta ciudad y eligió a dedo al candidato a intendente zapalino.

Hugo Zingoni, de NCN?, Leandro Signorile de la UCR? Rubén Ortiz del PRO?, NO, ninguno de ellos fue ungido por Quiroga.

Los tres candidatos de Cambiemos habían acordado la unidad y a horas de presentar la lista para competir por la intendencia hubo un llamado de Neuquén que los advertía de lo que luego terminaría por romper el espacio.

El intendente capitalino y candidato a gobernador por Cambiemos había decidido levantar la mano del ultra kirchnerista Pablo Tomasini para que sea el candidato a intendente.

Un revuelo interno comenzó, hubo alejamientos, acatos e imposiciones. El resultado? Los candidatos de cambiemos capacitados en las escuelas políticas del espacio comprendieron que era el fin del sueño.

Los Radicales y el PRO, pegaron un portazo, “El limite nuestro es el Kirchnerismo, y tampoco vamos a aceptar candidatos impuesto desde Neuquén”, señalaron.

Pero los que si aceptaron apoyar a Tomasini y acompañarlo en una lista colectora fueron Zingoni y Signorile que desoyó al radicalismo local y en una decisión unipersonal, después de una reunión realizada en Neuquén, aceptó un cargo de candidato a concejal.

Sin oficialización hasta hoy (domingo), el enojo es generalizado, un rumor que cobra fuerza es la existencia de un documento que se estaría elaborando en el Comité Radical para reprochar la decisión de Signorile (actual director Radio Nacional).

Hay radicales, enojados,  que aseguran que al autor de las 105 ideas para Zapala, lo convencieron en Neuquén.

Otros que parecen haber sanado sus heridas políticas fueron algunos emepenistas, ex sobichistas y seguidores de Toti Manganaro, hablamos de Mario Bruce y Mercedes Altamirano,  quienes guardaron en un cajón el clásico mandato emepenista/peronista, “El que gana gobierna y el que pierde acompaña”, y se convirtieron en operadores políticos de Pechi pudiendo meterse en una colectora que apoyará a Quiroga y Tomasini.

En Zapala, los armados políticos marcaran de ahora en más una nueva generación política, sabido es que quienes se cruzaron de vereda, difícilmente mañana puedan volver. La historia dirá cuál fue la mejor opción, romper la barrera de las lealtades o morir con las botas puestas y dormir con la conciencia tranquila.

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