El Tribunal Superior de Justicia ratificó la condena contra el docente de música de Las Lajas Osvaldo Jara por el delito de abuso sexual simple en perjuicio de dos de sus alumnas. La decisión marca un rechazo a la última instancia de apelación que le quedaba al ex docente, quien ya había sido exonerado hace un tiempo atrás.
Jara había planteado un recurso extraordinario ante el TSJ luego de un que Tribunal de Impugnación ratificara la condena en su contra.
El profesor, condenado a tres años de prisión en suspenso y el doble de inhabilitación fue hallado responsable del delito de “abuso sexual simple agravado por su condición de educador” en tres hechos, aunque las denuncias eran más amplias y llegaban casi hasta la decenas de casos.
La causa, que generó profunda indignación en Las Lajas, tuvo varias idas y vueltas ya que luego de la condena inicial, un Tribunal de Impugnación absolvió al imputado por el beneficio de la duda.
En un fallo que fue duramente criticado por los familiares de las víctimas, alumnas de séptimo grado de la escuela primaria, los jueces consideraron que como una de denunciantes mantuvo un buen rendimiento escolar pese a los hechos denunciados, esto representaba que no habían sido tan traumáticos para ella.
Sin embargo, el fiscal Marcelo Jofré presentó un recurso y un nuevo tribunal dio por tierra con la absolución. “El Tribunal de Impugnación no sólo se apartó de la prueba colectada en la causa y valorada en primera instancia sino principalmente de la opinión del experto, considerando que su parecer sobre la verosimilitud de los testimonios no se diferenciaba mucho de lo que podría decir la ‘Tía Clarita’, omitiendo claramente exponer argumentos serios para arribar a dicha solución”, expuso en su voto la jueza del TSJ Lelia Graciela Martínez, con adhesión del vocal Evaldo Moya.
Fue así como la causa volvió a ser analizada por otros magistrados quienes ratificaron la responsabilidad de Jara en los hechos que se le atribuyen.
Durante el relato que las alumnas brindaron en cámara Gesell afirmaron que en el recreo, cuando las saludaba, “se le iba la mano muy para abajo”, que si no le corrían la cara intentaba darles besos en la boca y que les tocaba los genitales.
Uno de los testimonios más valorado fue el que brindó una nena que contó que “le mandaba mensajes diciendo qué linda estaba”, que describió manoseos y que aseguró que “un día le pidió que se saque la ropa en el gabinete”.
También contó que el docente la seguía en auto y se ofrecía a llevarla y le decía que no sabía si se podría controlar, porque ella era “la que más le gustaba, porque estaba grande y ya estaba lista”.
